lunes, 21 de diciembre de 2009

Mi pueblo...innsbruck

Kurtzeberri (Austria) desde la ventana de mi casa

Udalaitz (Austria) desde el trabajo

martes, 15 de diciembre de 2009

por aquello de fechas venideras...

A sus Majestades los reyes magos

Hace ya mucho tiempo que dejé de escribirles, el último de sus regalos yace roto en un desván. Lo hice por convicción, somos muchos y me consta que no es posible atendernos a todos.

Se preguntarán como es que ahora retomo papel y pluma. El motivo es obvio: La ilusión. Es su principal activo a la par que su único sustento. Un gran grupo de almas, un mar de ilusos, pues ese mar se esta secando. El paso del tiempo ha convertido expectativas y proyectos en agua de borrajas, pequeños remiendos en lo que algún día fue un sueño. Amor, amistad, honor, lealtad, responsabilidad o agilidad son tan solo ejemplos de que la experiencia adquirida, lenta pero de forma inexorable, horada y corrompe todo aquello que es puro y bueno. Ustedes me entienden, estoy seguro. Cuando uno se enamora no tiene mariposas en el estomago, tiene un nudo, o varios. Servir a un pueblo ha dejado de ser decente y honorable. Bajar la marca de cuatro segundos en los 50 metros lanzados es tomado como una tarea imposible para un hombre. El romanticismo es hoy día una especie amenazada, reducida a una mueca absurda, a un motivo de mofa. A menudo la demagogia reina sobre la razón y el bien particular sobre el común, nadie es ajeno a ello. Como especie somos aún peores, mientras unos pocos esprintamos hacia una decepción épica, el resto vive esclavizado. Capaces de las mayores proezas tecnológicas, proximos a manejar fuerzas divinas, como casi divina es nuestra capacidad de dar muerte. Capaces de prolongar la vida más allá de toda esperanza mientras muchas otras se desvanecen día tras día sin la más mínima. Capaces de llegar a los sitios más inaccesibles, viajar por el espacio, sin embargo el castigo físico es uno de los métodos de enseñanza más populares.

La gente ya no se hace ilusiones, esta mal visto. Hoy en día uno no puede encomendarse al destino, hoy en día hay que conquistarlo. Sin embargo cuando se es un niño se tolera, reflexionen unos segundos, es como si ustedes por la gracia de su maguidad diesen piruletas a los niños para después quitárselas bajo amenaza de quedarse así eternamente. No es justo, y lo que es más sangrante es que no habríamos asistido a practicamente ningún logro humano, pues vivimos de sueños e ilusiones. Fuera eso... fuera todo. Por lo tanto, yo como humanoide me encomiendo al destino con la ilusión de encontrar a una mujer que me ame y a la que pueda amar, y si no es posible nada más, se que al menos, juntos pues solo no tengo futuro, la ilusión se hará realidad, y con la experiencia se parecerá más y más a nuestros sueños, esa es mi ilusión y mi deseo

Su fiel súbdito

P.D. Se que este año no he sido bueno siempre, pero espero que tengan constancia de mi positiva evolución estos últimos años.